La cobertura de los periódicos canarios de la llegada de cayucos durante 2006 estuvo
marcada por un discurso en el que abundaba un lenguaje sensacionalista. Las frecuentes
metáforas de conflictos bélicos o catástrofes naturales y las apelaciones al miedo y la
inseguridad propiciaban una percepción del fenómeno como un problema y de los inmigrantes
como delincuentes, según un estudio presentado hoy en el I Congreso Internacional Latina
de Comunicación Social.
Con el título "Los encuadres del miedo en la frontera Sur de la UE. Una mirada deontológica a la criminalización de los inmigrantes en la prensa de Canarias (España)", el profesor de Periodismo de la Universidad de La Laguna Rodrigo F. Rodríguez Borges expuso los resultados de su análisis de los cinco principales periódicos de Canarias -Diario de Avisos, La Opinión, El Día, La Provincia y Canarias 7- durante 2006, cuando en pocos meses llegaron a sus costas 32.000 inmigrantes y 6.000 más fallecieron en el mar.
Según el autor, ante la llegada de un elevado contingente de inmigrantes, como contexto potencialmente explosivo, los medios de comunicación contraen una "grave responsabilidad pública", ya que el modo en el que informen sobre los inmigrantes puede "ayudar a una gestión razonable de una situación compleja" o, por el contrario, "contribuir a alimentar las actitudes xenófobas de la opinión pública".
Consciente de la importancia del discurso de los medios de comunicación para modelar el mundo conforme a una visión que se quiere trasladar al público, señalado por autores como Bourdieu o Van Dijk, el profesor de la Universidad de La Laguna se centra en la redacción de títulos, antetítulos, subtítulos y entradillas de las noticias, ya que en ellos se "fija el patrón de descodificación del mensaje que aplicará el eventual lector del texto", más aún cuando la gran mayoría de los lectores actúan más como "ojeadores de titulares que como lectores exhaustivos de informaciones".
Fruto de su estudio en más de 10.425 noticias publicadas en 2006, Rodríguez Borges encuentra numerosos ejemplos que buscan alarmar al lector ("Oleada masiva", "Inmigración: Canarias se siente desprotegida") o frivolizar un hecho dramático ("9.000 irregulares con tarjeta de embarque"). Igualmente, en su análisis destaca el uso abusivo de términos como "irregulares" o "ilegales", con evidentes connotaciones negativas frente a otros como "personas".
También fomenta su criminalización la constante alusión a la "intrusión ilegítima" del inmigrante, que supera las "fronteras" y que, por lo tanto, debe ser "interceptado", "parado", "neutralizado", "frenado", "detenido", "capturado" o "aislado" ("Capturan una patera con 16 inmigrantes cerca de Gran Tarajal" o "Interceptados 77 inmigrantes que navegaban a bordo de tres barcos").
A estos recursos se les suma la tendencia a recurrir a las cifras como elemento de aparente objetividad cuando, sin embargo, también son susceptibles de ser utilizadas para "deformar, confundir, simplificar en demasía e impactar al lector". De hecho, según señala el autor, se busca constantemente una "cifra-record", siempre en clave negativa ("100.000 ilegales esperan para viajar en Senegal", "Septiembre bate récord de irregulares").
Como elemento de gran importancia en la creación de este discurso, Rodríguez Borges señala las metáforas, especialmente vinculadas al mar, como "oleada", "marea" o "avalancha" y que también se asocian a escenarios bélicos como "Ahora, la Armada" o "Acabó la tregua de los cayucos".
Todos estos ejemplos, lejos de ser elementos aislados, confirman el "balance deontológico preocupante" que detecta el autor en los medios canarios y que, además de ser un hecho "deontológicamente censurable", acaba por añadir "combustible a la maquinaria explosiva del prejuicio que ya está dejando sentir su presencia en la sociedad de las Islas".
Con el título "Los encuadres del miedo en la frontera Sur de la UE. Una mirada deontológica a la criminalización de los inmigrantes en la prensa de Canarias (España)", el profesor de Periodismo de la Universidad de La Laguna Rodrigo F. Rodríguez Borges expuso los resultados de su análisis de los cinco principales periódicos de Canarias -Diario de Avisos, La Opinión, El Día, La Provincia y Canarias 7- durante 2006, cuando en pocos meses llegaron a sus costas 32.000 inmigrantes y 6.000 más fallecieron en el mar.
Según el autor, ante la llegada de un elevado contingente de inmigrantes, como contexto potencialmente explosivo, los medios de comunicación contraen una "grave responsabilidad pública", ya que el modo en el que informen sobre los inmigrantes puede "ayudar a una gestión razonable de una situación compleja" o, por el contrario, "contribuir a alimentar las actitudes xenófobas de la opinión pública".
Consciente de la importancia del discurso de los medios de comunicación para modelar el mundo conforme a una visión que se quiere trasladar al público, señalado por autores como Bourdieu o Van Dijk, el profesor de la Universidad de La Laguna se centra en la redacción de títulos, antetítulos, subtítulos y entradillas de las noticias, ya que en ellos se "fija el patrón de descodificación del mensaje que aplicará el eventual lector del texto", más aún cuando la gran mayoría de los lectores actúan más como "ojeadores de titulares que como lectores exhaustivos de informaciones".
Fruto de su estudio en más de 10.425 noticias publicadas en 2006, Rodríguez Borges encuentra numerosos ejemplos que buscan alarmar al lector ("Oleada masiva", "Inmigración: Canarias se siente desprotegida") o frivolizar un hecho dramático ("9.000 irregulares con tarjeta de embarque"). Igualmente, en su análisis destaca el uso abusivo de términos como "irregulares" o "ilegales", con evidentes connotaciones negativas frente a otros como "personas".
También fomenta su criminalización la constante alusión a la "intrusión ilegítima" del inmigrante, que supera las "fronteras" y que, por lo tanto, debe ser "interceptado", "parado", "neutralizado", "frenado", "detenido", "capturado" o "aislado" ("Capturan una patera con 16 inmigrantes cerca de Gran Tarajal" o "Interceptados 77 inmigrantes que navegaban a bordo de tres barcos").
A estos recursos se les suma la tendencia a recurrir a las cifras como elemento de aparente objetividad cuando, sin embargo, también son susceptibles de ser utilizadas para "deformar, confundir, simplificar en demasía e impactar al lector". De hecho, según señala el autor, se busca constantemente una "cifra-record", siempre en clave negativa ("100.000 ilegales esperan para viajar en Senegal", "Septiembre bate récord de irregulares").
Como elemento de gran importancia en la creación de este discurso, Rodríguez Borges señala las metáforas, especialmente vinculadas al mar, como "oleada", "marea" o "avalancha" y que también se asocian a escenarios bélicos como "Ahora, la Armada" o "Acabó la tregua de los cayucos".
Todos estos ejemplos, lejos de ser elementos aislados, confirman el "balance deontológico preocupante" que detecta el autor en los medios canarios y que, además de ser un hecho "deontológicamente censurable", acaba por añadir "combustible a la maquinaria explosiva del prejuicio que ya está dejando sentir su presencia en la sociedad de las Islas".